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Rodrigo AyalaPeriodista especializado en temas de historia y ciencia.
Creado: 20.10.2024 | 18:00
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Ingeniero e inventor español, nació en 1852 y en 2022 se celebraron 150 años de su llegada al mundo. A pesar de ser considerado “el más prodigioso inventor de su tiempo”, su figura ha quedado en el olvido por la falta de reconocimiento hacia la ciencia en España durante su vida (finales del siglo XIX y comienzos del XX). Este desprecio hacia la ciencia no solo se vio en el extranjero, sino también en su propia nación.

Inventor universal
Leonardo Torres Quevedo nació en Santa Cruz de Iguña, Cantabria. Completó sus estudios de ingeniería en Bilbao y París, y se unió en 1871 a la reconocida Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid. En 1889 se estableció en Madrid, donde pudo observar el avance científico del país.
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Desde el inicio, su capacidad académica fue notable, abarcando campos como matemáticas, ingeniería y aeronáutica. No solo fue un destacado inventor, sino que su labor se considera precursora de la cibernética, el cálculo analógico y la informática.

Sus inventos destacados
Teleférico
El 'transbordador', descrito por Torres Quevedo como “un vehículo que surca los aires entre dos puntos elevados”, fue patentado en Suiza en 1890, aunque fue rechazado. Sin embargo, persistió en su sueño y logró construir el primer teleférico de pasajeros del mundo en Niágara, inaugurado el 8 de agosto de 1916. Desde entonces, ha transportado a más de diez millones de turistas, demostrando su ingenio y la seguridad de sus diseños, que permitieron cubrir largas distancias.

El Ajedrecista
Desarrollado en 1912, este fue el primer juego de ordenador que permitía jugar ajedrez contra una máquina. Presentado en la Feria de París de 1914, se considera el primer autómata ajedrecista. Su funcionamiento autónomo, gracias a relés electromecánicos, sentó las bases de la programación y la inteligencia artificial, ampliando el reconocimiento internacional de Torres Quevedo.
Además de su capacidad para jugar al ajedrez, lo más impresionante del Ajedrecista era su diseño: tenía electromagnetos bajo el tablero y un brazo mecánico para mover las piezas. El Autómata podía detectar movimientos ilegales del oponente humano y responder ante ello.
Esta máquina fue una demostración temprana de lo que hoy llamaríamos un sistema experto, capaz de tomar decisiones basadas en un conjunto de reglas predefinidas. El Ajedrecista anticipó muchos de los conceptos que se desarrollarían años después en el campo de la inteligencia artificial.

El Telekino
Conocido como el primer control remoto, el Telekino fue presentado en 1903 en París, destinado a controlar dirigibles a distancia. Obtuvo patentes en España, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. Su funcionamiento basado en ondas electromagnéticas permitió a los operadores enviar comandos a distancia, un avance que hoy es común en tecnología moderna.
Calculadora mecánica
Torres Quevedo desarrolló máquinas capaces de realizar operaciones algebraicas automáticamente. Estos dispositivos resolvían ecuaciones hasta de segundo grado, combinando principios físicos con matemáticas, y sentaron las bases para futuros avances en informática digital.
A pesar de su enorme impacto en la tecnología, su figura sigue siendo poco conocida en España, posiblemente por la amplitud de su trabajo en diversas disciplinas.

Globos dirigibles
Pionero en el desarrollo de globos dirigibles, sus modelos Astra-Torres ofrecían mayor maniobrabilidad y seguridad, compitiendo con los Zeppelines. Su diseño innovador, basado en múltiples compartimientos, garantizaba estabilidad en vuelo. Las fuerzas armadas de varios países, como Francia y Reino Unido, adoptaron sus dirigibles, consolidando su legado en la aeronáutica.

A pesar de la relevancia de sus inventos, Torres-Quevedo no siempre recibió el reconocimiento que merecía en su tiempo, especialmente fuera de España. No obstante, formó parte de varias academias científicas de renombre, como la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España y la Academia de Ciencias de París.
En la actualidad, Torres-Quevedo es considerado uno de los más destacados inventores españoles y un pionero en múltiples disciplinas de la ingeniería y la computación. Sus contribuciones establecieron las bases para numerosos avances tecnológicos que hoy en día damos por sentados.
El legado de Torres-Quevedo trasciende sus invenciones particulares. Su mentalidad innovadora y su habilidad para prever las necesidades tecnológicas del futuro lo convierten en un referente para ingenieros y científicos contemporáneos.
Leonardo Torres Quevedo falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1936, a los 83 años, a pocos días de cumplir 84. En la última etapa de su vida, el ingeniero cántabro siguió patentando otros pequeños inventos y dando conferencias. Poco antes de su muerte, la Academia de Ciencias de París le definió como «el más prodigioso inventor de su tiempo».
Frases célebres de Leonardo Torres Quevedo
“He perdido la disciplina del estudio: no sé estudiar. Yo soy inventor, únicamente inventor”.
“Bien conocidas son las dificultades con las que tropieza un profesor para ilustrar su discurso, valiéndose de proyecciones luminosas. Necesita colocarse frente a la pantalla cuidando de no ocultar la figura proyectada para llamar la atención de sus alumnos sobre los detalles que más les interesan y enseñárselos con un puntero”.
“Hace ya tiempo que vengo estudiando la manera de facilitar la enseñanza técnica, mediante el empleo de proyecciones luminosas (…). las vistas que usualmente se proyectan están fotografiadas cada una en una diapositiva de vidrio y todas ellas se van colocando una a una, frente a la linterna, en un cuadro dispuesto para recibirlas (…), me he decidido a estudiar la manera de construir, proyectar y cambiar las vistas, teniendo en cuenta su constitución (…) pudiera, a mi juicio, ejecutarse más ventajosamente por el aparato representado en la figura que describo”.